lunes, 11 de marzo de 2013

THE NEW RAEMON NOS SACA DE LAS TINIEBLAS


Texto de Paloma Palazuelos

Un concierto de presentación del último disco de The New Raemon, ‘Tinieblas, por fin’, habría sido más que suficiente para salir de la Sala Stereo tan campante. Pero lo que se vivió fue mucho mucho mejor.

 Foto de Noemí Elías

Ramón Rodríguez saltó al escenario con la única compañía de su guitarra y su “sonrisa desarmante”. Y le bastó y le sobró para vencernos. Durante el acústico, la distancia entre público y escenario se fue desdibujando hasta volverse invisible. Gracias a su espontaneidad, saltamos de las concesiones más íntimas a la carcajada en décimas de segundo. 

Abrió fuego tocando un par de canciones del último álbum. A ‘Risas enlatadas’ le siguió ‘La ofensa’, un tema contundente en el que se revuelve y se cuestiona “¿Con tanta maldad a dónde iremos a parar?”. Una muestra de la reflexión que emprende en el disco para salir del desasosiego generado por los tiempos oscuros que nos rodean.  Esta canción provocó también uno de los primeros tú a tú con el público. Intercambiamos títulos y elogios a las películas de Lumet. Estaba suelto y, cuanto más se disparaba, más crecían las ganas de retenerlo.


Foto durante el concierto

 Además de tocar hits como ‘La cafetera’, ‘Lo bello y lo bestia’ o ‘Sucedáneos’, y temas de su último trabajo como ‘Marathon Man’ o ‘Galatea’, nos regaló un buen porrón de versiones. Desde la clásica ‘Te debo un baile’, de Nueva Vulcano, pasando por  ‘M'agradaria ser un lemür’, con la que recordó a Pau Vallbé, o la versión de ‘Virginia’ de David Bazan.
 
Hasta los coros que nos pidió para cerrar “Tú, Garfunkel” nos salieron susurrando. El formato acústico parece que nos quita la licencia de cantar las letras a voz en grito. Ya habrá tiempo para desgañitarnos en festivales. El acústico en Alicante se convirtió en la ocasión perfecta para poder escuchar de cerca la voz de un desacomplejado, sincero y travieso Ramón.

*** Aprovecho la reseña para recomendar ‘Ausencias’, la novela gráfica que firma junto a la ilustradora Cristina Bueno. Un relato en el que nos cuenta lo más profundo de sí mismo sin perder la sonrisa y la mejor manera de conocer el papel terapéutico que ha jugado la música en su vida. ***



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